jueves, 31 de diciembre de 2015

APRENDIENDO A DEJAR IR LAS COSAS

Si los años fueran películas, mi 2015 se llamaría Aprendiendo a dejar ir las cosas. 
Este año fue duro. 
Uno da por sentado tanto: la salud, la vida, el amor y la amistad. Y nada está garantizado.
Para alguien con tanto miedo a los cambios, a lo nuevo, a estar sola, este año realmente fue Némesis.
Es duro ver derrumbarse todo en lo que uno creía y confiaba. Es duro ver los recuerdos de Facebook y darse cuenta de cuánto ha cambiado.
Pero se aprende. 

Pasé demasiado tiempo culpándome a mi misma de tanto, de que quizá si lo haya dicho de otro modo, que quizá yo era el problema, quizá todos tienen razón. Pasé demasiado tiempo en vela, acostada, sin entender, luego negando, luego aceptando, y resignándome.

Ahora, el último día del año, eso se acabó. Nunca se puede dar contento a todos.
He perdido muchas amigas por no haberme puesto las bolas antes. Por no haberles dicho desde un principio lo que pensaba de sus actitudes de vida, de su trabajo, por no estar de acuerdo y no haber dicho a tiempo que no lo estaba. Cuando intenté hacerlo, fue demasiado tarde.
Aprendí que las personas que no están acostumbradas a aceptar sus errores se pasarán la vida hablando para uno, inventándose historias de uno, y lo peor, encontrarán quien las escuche. Dios las hace y ellas se juntan. 
Aprendí que no importa cuantos rumores se inventen, la gente buena siempre será buena. Y quienes no valen la pena te tratarán bien a escondidas y no te hablarán públicamente. Y quienes sí lo valen, no dejarán de ser ellos mismos contigo. 
Aprendí que quien te botó una vez, volverá a hacerlo una, dos, tres veces. Las necesarias hasta que aprendas que nunca hay que volver al pasado, por muy bello que sea recordado.

Me sentí triste, enojada, amargada, no fui yo misma. Este año fue duro.
Pero ahora puedo reir de nuevo a la vida.
Puedo soportar nuevas decepciones, y puedo mandar al carajo a quienes descubro que no eran amigos del todo sinceros, así, sin mirar atrás.

Ahora me siento feliz de haber perdido a quienes 'perdí', pueden irse todo lo lejos que deseen. Quienes deseen regresar, serán bienvenidos. Y hay unas cuantas, muy pocas, a quienes quiero volver a buscar.
Un director me dijo recién: yo sé lo que pasa, lo sé todo. No creas que no me entero. Y puedo decirte que ahora sí eres una verdadera productora. Ahora sí. 
Le respondí, a un precio muy alto.
Pero hoy sé que quienes se fueron ofendidas, sencillamente  no tienen la madera que se requiere.

Hoy soy feliz
Mi hijo es un modelo de alegría, corazón puro y ternura. Es tan inteligente!
Tengo un trabajo hermoso, hago las cosas bien, todas las veces que la he cagado son memorables para no volver a cometer esos errores. 
Mi familia estará siempre allí.

Hoy volví a amar, y a sonreir.
El 2016 puede atajarse. 
El 2015 me barrió, me enfermó, me dejó sola, pobre, sin casa, y hasta me tusó.
Pero el nuevo look me sienta bien, la salud volverá, el techo nunca falta, Dios proveerá, y la gente buena no escasea, y hay una persona a la que no le molesta que ría mucho, que salga con el pelo mojado a la calle, que me pinte la boca de rojo. 
Lo demás, ni modo. Hay que aprender a dejar ir las cosas.