jueves, 31 de diciembre de 2015

APRENDIENDO A DEJAR IR LAS COSAS

Si los años fueran películas, mi 2015 se llamaría Aprendiendo a dejar ir las cosas. 
Este año fue duro. 
Uno da por sentado tanto: la salud, la vida, el amor y la amistad. Y nada está garantizado.
Para alguien con tanto miedo a los cambios, a lo nuevo, a estar sola, este año realmente fue Némesis.
Es duro ver derrumbarse todo en lo que uno creía y confiaba. Es duro ver los recuerdos de Facebook y darse cuenta de cuánto ha cambiado.
Pero se aprende. 

Pasé demasiado tiempo culpándome a mi misma de tanto, de que quizá si lo haya dicho de otro modo, que quizá yo era el problema, quizá todos tienen razón. Pasé demasiado tiempo en vela, acostada, sin entender, luego negando, luego aceptando, y resignándome.

Ahora, el último día del año, eso se acabó. Nunca se puede dar contento a todos.
He perdido muchas amigas por no haberme puesto las bolas antes. Por no haberles dicho desde un principio lo que pensaba de sus actitudes de vida, de su trabajo, por no estar de acuerdo y no haber dicho a tiempo que no lo estaba. Cuando intenté hacerlo, fue demasiado tarde.
Aprendí que las personas que no están acostumbradas a aceptar sus errores se pasarán la vida hablando para uno, inventándose historias de uno, y lo peor, encontrarán quien las escuche. Dios las hace y ellas se juntan. 
Aprendí que no importa cuantos rumores se inventen, la gente buena siempre será buena. Y quienes no valen la pena te tratarán bien a escondidas y no te hablarán públicamente. Y quienes sí lo valen, no dejarán de ser ellos mismos contigo. 
Aprendí que quien te botó una vez, volverá a hacerlo una, dos, tres veces. Las necesarias hasta que aprendas que nunca hay que volver al pasado, por muy bello que sea recordado.

Me sentí triste, enojada, amargada, no fui yo misma. Este año fue duro.
Pero ahora puedo reir de nuevo a la vida.
Puedo soportar nuevas decepciones, y puedo mandar al carajo a quienes descubro que no eran amigos del todo sinceros, así, sin mirar atrás.

Ahora me siento feliz de haber perdido a quienes 'perdí', pueden irse todo lo lejos que deseen. Quienes deseen regresar, serán bienvenidos. Y hay unas cuantas, muy pocas, a quienes quiero volver a buscar.
Un director me dijo recién: yo sé lo que pasa, lo sé todo. No creas que no me entero. Y puedo decirte que ahora sí eres una verdadera productora. Ahora sí. 
Le respondí, a un precio muy alto.
Pero hoy sé que quienes se fueron ofendidas, sencillamente  no tienen la madera que se requiere.

Hoy soy feliz
Mi hijo es un modelo de alegría, corazón puro y ternura. Es tan inteligente!
Tengo un trabajo hermoso, hago las cosas bien, todas las veces que la he cagado son memorables para no volver a cometer esos errores. 
Mi familia estará siempre allí.

Hoy volví a amar, y a sonreir.
El 2016 puede atajarse. 
El 2015 me barrió, me enfermó, me dejó sola, pobre, sin casa, y hasta me tusó.
Pero el nuevo look me sienta bien, la salud volverá, el techo nunca falta, Dios proveerá, y la gente buena no escasea, y hay una persona a la que no le molesta que ría mucho, que salga con el pelo mojado a la calle, que me pinte la boca de rojo. 
Lo demás, ni modo. Hay que aprender a dejar ir las cosas. 


miércoles, 26 de noviembre de 2014

A propósito de la sinvergüenzura y las elecciones municipales

Cuando murió mi cuñado, no le dieron permiso a Fernando de ir al velorio ese día.
Tuvimos que esperar hasta el día siguiente para ir al velorio y con "escolta", un policía que verificaba que no se escape.
Ese sábado, encerrados en la casa para evitar causar un dolor más a mis suegros con la posibilidad de que lo agarren a Fernando si intentaba ir sin permiso, llegaron a la casa a visitar y dar sus condolencias Carlos Subirana, Jessica Echeverría, Carlitos Subirana (hijo) y Enrique Salazar.
Al abrir la puerta me sorprendió verlos, pues no los tenía por muy cercanos a la familia.

Conocía a Carlitos (hijo) quien nos ayudó tanto y tan desinteresadamente en los peores momentos en La Paz, y por ello siempre le estaré agradecida.  Conocía de vista al doctor Subirana, pero su reputación le precedía y me asustaba tenerlo tan cerca.  Sabía de Jessica Echeverría por encimita y sus continuas apariciones en la tele gritando por alguna que otra razón, le fascinaba gritar. Y sabía quién era Enrique Salazar por su programa.  Pero no comprendía su presencia allí.  Fernando estaba igual de sorprendido.

Luego de presentar sus condolencias se pusieron a charlar respetuosamente.
Muy probablemente esto que cuento desagrade a más de una persona, incomode a unos cuantos y moleste a muchos.

Pero es una barbaridad.

Cuando converso con la gente respecto a por quién votarán para alcalde, hablan de las maravillas que realizó Percy en sus antiguos mandatos, nadie pone en duda eso.  Pero creo que estamos demasiado cerrados de mente.  Estamos obnubilados ante glorias pasadas que sacaron adelante un pueblo convertido en ciudad.
No tenemos en cuenta que los líderes que se necesitan ahora son otros.
Percy estuvo bien para esa época, logró infinidad de cosas maravillosas seguro en esa época, ahora son otros tiempos.  El remedio que se requiere para una migraña no es el mismo que el requerido para un dolor de columna.  Podría funcionar, pero a costa de qué.  Ya no somos pueblo, somos ciudad.  La misoginia, el atrevimiento, la falta total de seriedad y respeto hacia los periodistas y mujeres no pueden formar parte de lo que hace crecer a Santa Cruz.

Necesitamos diagnosticar el verdadero problema en Santa Cruz, AHORA.  En estos tiempos.
Debemos fijarnos en el contexto social, nacional y mundial para elegir un candidato.

Es una verdadera pena tener que elegir entre un misógino senil, un títere a todas vistas de intereses escondidos, un "wannabe", ese que siempre intenta y nunca logra nada, un charleta al que nadie con dos dedos de frente daría un peso de confianza, y  una figura nueva, esperanzadora según su entrevista, quizá, PERO AFILIADA A UN PARTIDO QUE VIOLA LOS DERECHOS HUMANOS.

Disculpen señores, pero no voto por el MAS.

El MAS puede llenarse la boca y llenar los canales de aire (y lo hace) con su propaganda socialista, su imagen obrera y su ilusión de igualdad.  NADA.
Me tocó presenciar en primera fila lo que esta dispuesto a hacer el MAS por perpetuarse en el poder, por aplastar cualquier idea opositora que en su imaginación desbordante pueda representar una amenaza para sus propios intereses.

Vi como destruyeron a una persona inocente que trabajaba honestamente por salir adelante y que creía, Dios mio cómo él creía, que el sistema era justo.  Que si era inocente no lo tocarían, que no echarían por la borda sus sueños por andar sacando plata, que no ensuciarían su nombre para demostrar con incoherentes acusaciones sus mentiras a medias.

Fernando Paz es inocente.  Siempre lo fue.
El fiscal que llevaba su caso se encuentra huído.
Los abogados del Ministerio de Gobierno están procesados.
Y, sin embargo, eso no importa.

Él no ve noticias ni  lee los diarios.No quiere ya enterarse de nada.
Solo quiere trabajar dignamente y tratar de mantener el perfil más bajo posible.
Un perfil que evite que amenacen a su familia con encerrarlo si es que no pagan,
Un perfil que evite que alguien de "por allá" se enoje, se ofenda, se moleste, y logre de algún modo separarlo de su hijo, para cuyo nacimiento ni siquiera tuvo permiso de estar presente.

Por eso es que no voto por el MAS.
No importa quien se postule.
Es más, me sorprende que estas personas, Subirana, Echeverría, Salazar, se postulen para el MAS.
Estas personas que se sentaron en el sofá de la casa de mis suegros, miraron a Fernando a los ojos y uno a uno le dijeron que sentían tanto esta injusticia, que todo era corrupción, que algún día se iba a terminar, que se haría justicia.

Me sorprende, me enoja, me lastima me da rabia.
Me da rabia que Bolivia se maneje así.
Que los intereses personales y económicos primen.
Que "si no voto por él, más adelante no me darán oportunidad de trabajar"
Que "así funcionan las cosas"
Que... nada..

Un poco de color en la cara señores.
Un poco de lealtad, por favor.

Con qué cara van a mirar a todas las personas injustamente acusadas y procesadas?
Con qué cara "van a postularse para hacer el bien y ser solidarios" cuando son parte de un partido indiferente ante tanto dolor humano?
Cuando son parte de un partido que tiene encerradas en la cárcel, en sus casas, con arraigo, perseguidas, exiliadas, a personas inocentes, sin juicio, sin poder demostrar su inocencia?

Ni se colorean.
Como dijo una vez un maquillador:  TE PRESTO MI RUBOR, SINVERGÜENZA?

al menos así tendrán un poco de color en la cara.

Y esto es obra mía.
Quien se sienta ofendido va contra mí y no se dedica a hacer más leña del árbol caído.  No se mete con quienes no tienen la libertad de defenderse.

Felices elecciones gente.  Que Dios nos ampare.

ale

lunes, 15 de septiembre de 2014

lo quise como el fuego al viento en una noche de San Juan

A casi 9 meses del primer día del resto de mi vida como dice la oreja de Van Gogh, analizo todo lo que perdí y todo lo que pude ganar.

No niego que se extrañan tantas cosas. Se extraña esa brisa de la risa enamorada.
Se extraña confiar.
Se extraña tanto.

Conversando con una amiga me dijo "lo que más se extraña es la seguridad"
....mmm.
digamos que no.

Digamos que se puede decir que no por distintos motivos, pero todos llevan a lo mismo al final.
No, porque no hubo nunca seguridad.
No, porque eso es una ilusión y una muy poco poética por cierto: seguridad de qué? de que siempre estará a mi lado?
No, porque sin saberlo ni planearlo yo caí en esa ilusión.
Caí en la ingenuidad de olvidarme de mi y mis anhelos.

Nunca pensé que se acabaría.

Ahora que tengo la oportunidad quizá de trabajar planificando bodas para parejas felices y con tanta fe uno en el otro.. creo que quizá no sea la adecuada.

La adecuada para estirar la cara y sonreir y creer.

Creer.

Ya dejé de creer.

Porque antes solo creía.
Antes no ponía en duda.
Antes era una cuadrada que pensaba que... que no pensaba en realidad.
Porque jamás se me ocurrió la idea de que me marcharía, de que me dejaría ir, de que me botaría de la casa, de que nueve meses después sería fuerte, sería distinta, sería otra.
Y que lo que dolería no sería ya su ausencia.
Sino todo lo que lo quise.

Dios mío cuánto quise a ese hombre,
Mirando atrás un poquito una no puede evitar soltar una lagrimita ante todo lo que se entregó.
Ante el all in que se apostó creyendo.. creyendo.

Ahora pongo en duda todo.
Ahora Descartes estaría orgulloso de mi.

Ahora ni siquiera Dios es absoluto, ahora todo paso intenta ser planificado con posibles back ups, ahora la vida es un rodaje con un montón de imprevistos que hay que tener en cuenta para no salirse del presupuesto, para que no se caigan actores protagonistas, para que los extras estén felices, para que todo salga perfecto. O, mejor aún, para que dé la impresión de serlo.

Aún nosé lo que quiero.  Pero buej, nadie lo sabe en realidad.  Porque vamos cambiando en el camino, vamos queriendo otras cosas. Vamos dejando de querer otras.

Pero cuánto lo quise.

Supongo que se guarda eso, no? se guarda ese suspiro. Ese aire de todo lo que fue, todo lo que pudo ser y todo lo que quisimos y dejamos que sea.

Pero la seguridad? la seguridad no existe. gracias a Dios.
que horrible seria estar "seguros" de que la pareja siempre estará allí.

Un consejo para las parejas felices? La seguridad es una de las causas principales del divorcio, de las separaciones.
Supongo que por eso me botó, estaba demasiado seguro de que me quedaría.
Supongo que por eso me fui, yo igual estaba demasiado segura de que me quedaría.

Conversando con otra amiga que aún cree, aún confía, aún busca arreglar su matrimonio y lo ama y lo espera y tiene una paciencia única en la vida (Dios bendiga a esta amiga) fui honesta: me emputan las parejas felices.  Tengo envidia, y qué?


Hago esta confesión porque quizá un día no pueda sonreir con sinceridad y alegrarme por los demás.
Porque una no puede evitar preguntarse qué falló con una.
Por qué para mi no funcionó?
Porqué todos parecen ser felices y yo voy por ahí con una nube lloviéndome encima.

Una de dos:

o es como dice mi ginecólogo, cuando le pregunto porqué veo a tantas mujeres ir felices de la vida sin tener que someterse a la pesadilla del papanicolau y a la incertidumbre de los resultados, "mienten señoritaaaaaa, mienten! la gente no va ir regando sus verdaderos colores en público"

o es como dice un meme que vi por ahí:
qué tiene ella que no tenga yo?
SE PEINA.
ah...

cambio y fuera, debo ir a comprar un peine.

un abrazo y va con onda =)






miércoles, 20 de agosto de 2014

De la pesadilla estética

Ayer fui a la peluquería.

Llámenme vieja escuela, antigua o lo que quieran, pero nunca pensé que eso pudiera ser tema para una nueva entrada en un blog.  Nunca lo pensé hasta ayer.

Realmente hace mucho que no iba a una a hacerme todo el mantenimiento que me hice ayer. Fui posponiendo la ida por diferentes motivos: trabajo, hijo, viaje, comida, ganas de quedarme tirada en la cama, lo que sea en vez de ir a esa terrorífica cita con un montón de mujeres.

Es raro, porque antes no lo veía así.  Cuando era joven (jaja) o niña mejor veía la ida a la peluquería como toda una aventura de relax y alegría en la que salía de allí con una sensación de satisfacción.
Luego de unas cuantas visitas a varios salones me di cuenta de que no se asemeja en nada a lo que soñaba que sería.

Cómo era posible que tantas mujeres salgan sonrientes y satisfechas del salón y yo no pudiera hacer las paces con una peluquera emocionada con las tijeras que me dejó un corte al estilo victoria beckham cuando le especifiqué "SOLO LAS PUNTAS"?? Y hacer las paces era ser amable, esa chica encabezó mi lista negra durante un año entero, el tiempo que tardó mi pelo en volver a crecer.

Así empecé a temer la ida al peluquero.

Aún así, en tanto crecía iban surgiendo nuevas tendencias. De repente ir a la peluquería no significaba solo cortarse el pelo, era todo un mundo de colores nuevos y limpiezas de cutis y manicuras y pedicuras.
Debo confesar que nunca fui a nada de eso.  Pero se escuchaba atrayente.

En el colegio las chicas empezaron a llegar con las uñas brillantes y con una rayita blanca en el borde. Me tomó todo el bachillerato entender que se lo hacían en los salones y no con corrector de bolígrafo...

Habiendo sobrevivido a la secundaria sin hacerme nunca una manicura nosé cómo me animo a salir del closet ahora.. Supongo que el coraje nace de lo poco visitado de mi blog (dos amigos y yo, y ambos me conocen lo suficiente como para darse cuenta de que aún a esta edad mis uñas no son un ejemplo de femineidad), pero más que nada por justicia: Dios sabrá cuántas chicas como yo habrá repartidas por el mundo, buscando en el pequeño larousse familiar el significado de "manicura" antes que correr el riesgo de preguntar ni a la mejor amiga... bueno, en esa época no había la accesibilidad del internet actual digamos, ahora ya se podría "googlear" y eso es una bendición porque dudo que ni el pequeño larousse ilustrado haya podido alguna vez explicarme que era un "shock de queratina"... que por cierto ni bien acabe de escribir voy a buscarlo.  Esas chicas deben saber que no están solas, que pasé por eso y sobreviví: mi primer manicura y pedicura fueron a los 20 años en casa de una tía... bueno, y que las dudas siempre estarán, porque cada vez surgen más cosas que entender y averiguar y que nosé porqué ni cómo, las chicas del salón juran que una nace sabiendo.

Allí reside el mayor problema creo yo, el desafío de entrar a un salón luego de meses de no ir a realizarse un combo, lo normal supongo: manicura, pedicura, brushing o cepillado, planchita.
Luego de haberme teñido el pelo azul en cuatro lugares distintos que me quemaron el pelo peor de una manera tan impresionante que los rayos UV del sol son nada más que caricias ahora.  Ya no podía nombrar pelo a la paja que tenía en la cabeza. Creo que en mis días de despeinada y gran viento cruceño asemejaba a una pequeña choza de jatata de esas que hay en la playa.

Así que así fue, cuando me quedé sin excusas para no ir, y estuve tan ociosa que hasta vi Wolverine Inmortal sola (muy buena pa qué) decidí no aplazar más la ida al salón.  Ya no aguantaba verme al espejo y sentirme fea.  Así que fui.

La peluquería a la que solía ir hace cuatro años es de otro nivel ahora, compró las dos casa vecinas y se expandió grandiosamente hasta convertirse ya no en una peluquería sino en un "complejo de estética", No está en el Larousse, ya lo busqué. Asumo que es otra manera de decir que son una peluquería grande ahora.
Al ser un día hábil y horario de oficina me felicité por encontrarlo casi vacío y no someterme a la mirada hilarante de las clientas asiduas que no deben saber lo que es comprar shampoo en el super ya que van cada dos días al salón.  Pero al recibir el escaneo de las dependientas me arrrepentí. Ahí no había como camuflarme o invisibilizarme con otras clientas, ahí era el centro de atención y al ver el estado de mi pelo de ayuda de todas. El blanco de opiniones profesionales respecto a qué fue lo que pude haber hecho para que mi pelo esté en un estado tan lamentable.
Opté por sincerarme y apelar a sus corazones e instintos maternales al soltarme el pelo frente a todas, mirarlas con pena y vergüenza y preguntarles qué aconsejaban para revivir ese cadáver que llevaba en el cráneo, que un abrigo de visón tenía más vida que mi cabello.  Al verlas sonreir con mi capacidad de reirme de mi misma, creí tener la batalla ganada, pero no.  Ahí nomás empezaron términos como shock de queratina, chocolaterapia, "lisuns" o algo así.. Como no entendía nada, y ya me había asesorado con una amiga antes de ir, sugerí un baño a la crema quizá... el estallido de risas a mi alrededor me recordó que no se dice así, no era la primera vez que cometía ese error, se dice "baño de crema"... no le veo la diferencia.

Al final decidieron que el tal "lisuns"  de lóreal era la mejor opción y como no había llevado mi pequeño larousse conmigo no me quedaba otra que aceptar y asentir con cara de "cómo no se me ocurrió antes, es obvio que esa es la solución".

Cuando me preguntaron mirándome con ojo crítico las manos si quisiera hacerme las uñas no lo dudé y dije que sí, solo para recordar al ver la cara de horror de la chica encargada de mis manos que el día anterior me cansé de andar rasguñándome por la falta de costumbre de tenerlas largas y arremetí con el cortauñas.. .

Ayer aprendí varias cosas:
que nosé cortarme las uñas
que no importa cuánto me asesore antes de ir al salón nunca sabré que es "lisuns" o lo próximo que inventen
que nosé que son las cutículas y nunca sabré que responder cuando me preguntan como las quiero...
que el salón es una excusa para deshacerse del poco dinero que tenemos a cambio de una oportunidad de vernos "bien"
que cuando no tengo idea de qué hablan solo asiento a todo (terminé comprando una crema con letras en francés y precio en libras esterlinas creo para ayudar al "lisuns" a recuperar mi pelo)
y quien sabe qué más aprenderé..

Esto sucede en todos lados, recientemente estuve en Paraguay y cuando creí encontrar al yeti afuera de mi ventana y me di cuenta de que en realidad era solo el espejo, decidí ir a depilarme las cejas.  Resulta que la cera es nociva y si bien era la mejor opción para no tener que acudir a esa tortura china tantas veces antes, ahora te descuelga la piel y te envejece... Entonces hacen "perfilado"..
Ya mi hermanita me había advertido de la nueva tendencia, así que me sentí preparada para ir y no sentirme fuera de lugar.. fracaso total.
Resulta que no importa cuán informada estés, si tus cejas están tan crecidas que parecés la hija perdida de frida kahlo con el papá del tipo de american pie, igual te miran con horror.

Supongo que para ir al salón hay que usar la misma estrategia que cuando vienen a limpiar a la casa:
Hoy viene la señora de la limpieza... DEBO LIMPIAR LA CASA ANTES DE QUE LLEGUE.

Saludos =)


viernes, 8 de agosto de 2014

Reivindicación de la lejanía

Volví a casa estos días.
Lo que yo identificaba como casa.
Quienes me conocen podrán acordar, tanto quienes me aprecian como quienes no, que lo más irritante de mi es mi manera de recordar Paraguay y lo grandioso de esa tierra.

Lo siento. Imagino qué molestoso es.
Pero deben tener en cuenta que me crié allí, me trataron muy bien, fue mi hogar, mi vida se cultivó en ese país.

Una vez leí la historia de un musulmán que había hecho todo lo que debía hacer en su vida excepto ir a la Meca, lo que todo musulmán debe hacer al menos una vez en su vida.
El se decía a sí mismo que cuando tuviera plata suficiente iría. Cuando la tuvo posponía el viaje por diferentes motivos, cosas que él consideraba necesarias para su viaje.
En realidad nunca iría. La Meca era su motivación en la vida, su norte.  Mientras tuviera ese pendiente tan importante su vida aún tendría sentido.

Paraguay era mi Meca.
Me pasaba la vida pensando en lo hermosa que es la vida allá y cómo extrañaba ese lugar.
En los momentos alegres y tristes que marcaron mi vida y en todo lo que pudo ser si me hubiera quedado allá,
en todo lo que podría ser cuando volviera.
Cuando estuviera en casa.

Supongo que es más fácil quedarse con las ideas que antes nos motivaban para evitar esos episodios depresivos que llamamos "época de transición".
Es difícil comenzar de nuevo.
y tengo 27 años.

No imagino cómo será comenzar de nuevo a mayor edad.

No lo imagino pero lo ví.

Fui a casa la semana pasada y volví esta madrugada.
Llegué allá luego de un viaje tortuoso de más de 30 horas por tierra con mi hijo de dos años a cuestas.
Quería que fuera una aventura.. y en realidad sí lo fue.
Volví en avión, en un viaje de una hora y cuarenta minutos con mi hijo igual.
Ambos viajes me cansaron por igual.

Fui a casa con la ilusión de saborear un poco de eso que tanto añoraba.

Ahora sé que lo que uno añora no existe per se.
lo que uno extraña es el recuerdo de cómo se vivieron las cosas.  Son las sensaciones que nos hicieron sentir y lo que significó para nosotros ese momento.
Lo que uno extraña ya se fue. Por eso lo extraña.

No me malinterpreten, no fue un mal viaje, la pasé bien y vi a la familia.
Es solo que mi "Meca" no es esa ciudad ya, no es ese país ni su gente ni la comida que me parece tres mil veces más agradable que la comida camba (lo siento, ya lo dije)
Mi Meca está ahora en otro lado.

Así que sigo lejos de casa.
Sigo extrañando Paraguay y a mi familia y todo lo que viví y sigo viviendo allá.
Amo mi país.

Pero el futuro no está nunca hacia atrás.
Al menos no para mí.

La búsqueda de hogar es, claro, metafórica.
"El hogar de cada uno está donde queramos que esté" y todas esas sensiblerías que nos inculcan de niños.
El problema ahora es que nosé donde quiero situarlo.
Esto es época de transición.
Momento de cambios y nuevos vientos.  Hay que identificar el rumbo hacia donde soplan nomás.

Lejos de casa, donde fuera que sea esto.
Y ahora con chiki a cuestas. =)

Abrazo a la mini audiencia. Resulta que sí hay gente que lee mi blog solitario.

martes, 15 de julio de 2014

Declaración de principios


 No me agradan las mariposas.
 Y nunca ví una estrella fugaz.
 Cuando acaban los rodajes, un poco de mí muere.
 Y al terminar una carrera abrazo a todos con algo más que cariño.
 Me gusta que las cosas duren.
 Siempre como lo mismo en mis restaurantes favoritos.
 Y cuando me entra la culpa, creo un orden imaginario en el que pido todas las cosas en su turno,
 para que nada ni nadie se sienta dejado de lado.
 Pruebo nuevas cosas con gente nueva y todo se vuelca.
 Y debo volver a ordenar para que haya espacio para todo.
 En la cama me gustaría ser más osada,
 Pero no puedo evitar, siempre, mirar a los ojos, abrazar y desear que eso dure.
 Quizá no 'para siempre',
 Pero sí en un loop que no lastime mi fragilidad para aceptar lo temporal,  lo efímero,  lo corto.
 Y cuánto quisiera abrazarte ahora..
 Y sentirte dentro, fuera, en todos lados.
 Y tratar de disfrutar al máximo el tiempo que nos queda
 Sí. Quisiera hacerte el amor.

jueves, 12 de enero de 2012

al volante

desde chiquita siempre me encantó defender a capa y espada mis creencias, mis principios y demás.
a veces (generalmente la verdad) llegaba al punto de obsesionarme con un tema y tratar de convencer y disuadir a mis interlocutores de que yo tenía la razón.
todavía me quedan rastros de esa inmadurez.


pero lo que ahora me trae acá es que uno de mis temas favoritos era el feminismo, pero no feminismo propiamente dicho, sino más bien la defensa del género femenino ante los constantes ataques de mis amigos.
los ataques eran solo bromas, pero de bromas se empieza, y yo me metía en el juego siempre y la mayoría de las veces ganaba todas las discusiones a fuerza de pura perseverancia: los demás se cansaban de discutir y yo recién estaba calentando.


pero algo que jamás pude defender luego de vivirlo en carne propia, es que las mujeres somos buenísimas manejando.
es obvio que hay excepciones, me encanta ver a las mujeres que maniobran tan profesionalmente, se estacionan como cualquier Schumacher y respetan todas las normas de tránsito.


lamentablemente, yo no soy de esas mujeres.
yo soy, literalmente, un peligro al volante.
siempre que soñaba con manejar de niña, me imaginaba a mí misma corriendo por una autopista a 120 km. por hora escuchando a todo volumen mi música favorita (siempre me imaginé con Mr. Jones de Counting Crows)  pero la realidad, de entre 10 y 15 años después, es muy diferente.


misión: llevar ciertos muebles que no cabían en un taxi para ambientar la casa donde grabaríamos el cortometraje.


luego de pensarlo mucho, decidí que podía llevarlos en la vagoneta de dallas.  aproveché una discusión de la noche anterior para al día siguiente "informarle" que tomaba la vagoneta prestada para llevar mis muebles. 
en otra época le hubiera pedido con mi mejor mirada de favores que los lleve él. pero supongo que es algo que agradecer en otra entrada al Gobierno: ahora me volví independiente.  desde que el pobre lleva más de 3 meses encerrado injustamente me valgo solita y me encargo de mis propios líos.
cargamos las cosas en la vagoneta y él empezó con sus dudas y a mirarme inseguramente.  lo mandé a meterse donde le quedase mejor, pero ya que al fin había tomado confianza en mí misma que no me joda la paciencia tratando de que la pierda.
calladito continuó cargando las cosas en la vagoneta (y bueno, después de todo taaan independiente no soy) y me deseó suerte.


primer fail: decirle que la saque del garage.  el retro y las maniobras son algo que no van conmigo, es demasiada arena para mi camioncito entender cómo es que si voy a la derecha y estoy en retro el auto se va a la izquierda, o a la derecha.. al final ni me acuerdo. y maniobrar para salir de ese agujero donde estaba abandonada luego de meses sin uso era imposible para mí.  la sacó con los ojos aguados de tantas cosas que quería gritarme en ese momento pero se lo guardó para decírmelo todo junto cuando lo llamase de a dos cuadras de la casa llorando diciéndole que me choqué. mmm...


segundo fail: ya afuera, me indicó que me cuide, que no vaya muy rápido por la llovizna (sí, el cielo no la pone fácil) y "de pasada" me dijo que el freno de mano estaba puesto.  tratando de disimular mi supina idiotez ya que estaba a punto de quejarme de que el auto no se movía, me callé en mil idiomas y le dije YA SÉ con mi mejor cara de entendida.  ahí me di cuenta de que tenía público: el guardia de enfrente, probablemente súper aburrido frente a un día largo y lluvioso que tenía por delante, se acomodó divertido y sin disimulo para mirarme arrancar e irme.  y no faltaba la querida Juana, que barría la casa ese momento y se  quedó a darle brillo a la galería que daba al garage, hasta ahora creo que son las losas más blancas de toda la casa ya que les dedicó todo el tiempo del mundo en barrerlas y pasarle el repasador tres o cuatro veces mientras esperaba verme arrancar.  para colmo, dallas cerró la puerta y se cruzó de brazos, esperando.
quería sacar la cabeza por la ventana y gritarles a todos esos ociosos que sigan con sus vidas y se vayan a lagartear a otra parte, pero opté por ignorarlos majestuosamente mientras me concentraba en ponerme el cinturón de seguridad y rememorar qué significaba cada pedal bajo mis pies...


tercer fail: arranqué, apreté el botón secreto de alarma que dallas repasó como siete veces para que no lo olvide y me dediqué a lograr esa "conexión" con el auto de la que tanto hablaba mi padre en sus lecciones


"hija, es cuestión de práctica.  vas a sentir de a poco como te conectás con el auto y sentís cuando quiere que dejes el embrague y le des acelerador, el sonido que hace es indiscutible y vas a reconocerlo automáticamente, pronto se va volver automático esto para vos"


automático mis pelotas. pensé cerrar los ojos para sentir el tal ruido y la conexión mágica, pero decidí no hacerlo para no causarle a dallas un ataque de pánico al verme arrancar con los ojos cerrados.
empecé a soltar el embrague y a pulsar el acelerador emocionada, segura de que podría, y justo cuando ya volvían mis visiones y sueños de niña de estar a 120 con la música a todo volumen, se apagó.
pinche auto.
no mirés a dallas.. no mirés a dallas, no mirés a... ayyy, ahí está con esa mirada reprobatoria..


pude leer en sus ojos la certeza de su propia despedida con su querida vagoneta. él sólo esperaba en ese momento la llamada que le haría unos minutos después, llorando, para decirle que me choqué o que pisé a alguien.
pero él estaba loco, lo último que haría si pasara eso sería llamarle. apretaba el acelerador y seguía recto hasta.. hasta el país donde "recto" me llevase, ya que no le entendía al freno y las curvas y esquinas tampoco eran mis amigas, pero lo mismo daba: a Paraguay, Argentina, Brasil, Chile, Los Andes, qué importaba yo no pensaba volver para escuchar toda su sarta de sermones que ese momento él formulaba en su cabeza para gritarme cuando yo metiese la pata.  


el guardia y Juana sonreían divertidos.  me tranquilicé, seguro eso sucedería un montón de veces en mi trayecto, dependiendo de cuántos semáforos rojos me toquen o mejor: de cuántos semáforos verdes pierda.  porque mi estrategia es sencilla: si ves el semáforo rojo ir leeeento, así quizá se ponga verde de milagro cuando al fin llegues a él, y si está verde.. bueno. no olvidar que el pedal de la derecha es el acelerador, meterle con fuerza como si fuera Pie Grande y llegar a la siguiente cuadra.


empecé de nuevo, dar contacto, botón alarma, fijarme en mis espejitos: el de en medio y los lados.
le expliqué a dallas que era que apenas alcanzaba los pedales, su sillón estaba muy atrás, lo acomodó y arranqué. y fui!. seguí recto, recto, esperando desaparecer del campo de visión de dallas y del guardia chusma que reía lo antes posible.  y no pensé...


llegué a la primer avenida con el gran error de que como seguí recto sin pensar, entré a la avenida por la calle equivocada, no tenía puente que siga recto. tendría que entrar en la avenida y buscar un puente para retornar.. PERO QUÉ PENSABA? estaba loca? si doblar una esquina era un parto entero cómo pensaba retornar en un puente en una avenida transitada? fail... qué número ya? mejor no seguir contando...


así que me detuve en la esquina de la calle y la avenida, y respiré.  sopesé todas mis opciones:


a) volver: cómo? ir de retro o dar una vuelta en u en una misma calle eran opciones que se reían de mí desde su imposibilidad.  solo me quedaba salir del auto y empujarlo desde adelante las 6 cuadras de vuelta a la casa... nop. ni loca volvía. el guardia sólo se reiría de mí, dallas se enojaría de tener que descargar todo de vuelta y yo tendría que pagar 2 taxis para llevar todo.


b) llamar a alguien que sepa manejar que venga en taxi y me lleve a dejar los muebles y de vuelta... nop. a quién? todos estaban ocupados o en sus trabajos o ya en la casa para el cortometraje.. mm, podría esperar a que sea mediodía y llamar a una amiga que salía de su trabajo a almorzar a que venga y lo lleve el auto. y mientras tanto.. hacer hora en esa esquina. mm nop. dallas me dijo que lo llame ni bien llegue a la casa. no puedo mentirle y se preocuparía..  o podría pagarle a alguien que camine por ahí que sepa manejar para que me lleve.. noooo EN QUÉ ESTABA PENSANDO? le daba en bandeja de oro a cualquier persona convertirse en un secuestrador/ladrón de autos sin culpa alguna. nop, nop, nop.


c) conseguirme bolas de algún lado y entrar en esa estúpida avenida tratando de no raspar a los autos estacionados ahí y de que no me lleve por delante los que vengan por detrás... y bueno..


suspiré 3 veces y elegí la tercera opción.


arranqué de nuevo, no se apagó, era buena señal.  fui despacito lo más cerca posible de la avenida y traté de ver si no venía nadie. cuando pareció que no había autos a la vista me animé y fiuu, estaba manejando por la avenida. y así. 


yendo recto, recto, dí con el cuarto anillo, esa avenida que bordea toda la ciudad y en la cual podría ir tranquilamente hasta encontrar la avenida por la cual tendría que entrar de nuevo al centro.. y fui por ahí, detrás de todos los camiones que circulaban por ahí y me miraban entre divertidos y exasperados ante mi lentitud.  porque 20 km por hora era mucho ya. trataba de mantenerme en 10, pero me gritaron bastante.


para muestra un botón, como dice papá.


no voy a poder describir todo lo que pasó en ese cuarto anillo con exactitud, ni todo lo que me gritaron, o lo feliz que me sentía de estar manejando, o cuando, entrando ya al centro, la confianza se difuminó en cuestión de segundos frente a un semáforo ridículo que me hizo frenar en seco y apagó el motor..


o lo que me gritó el tipo de la vagoneta de atrás que trancaba toda la calle por apegarse demasiado a pesar de mis señas de que no lo haga cuando luego de 2 semáforos verdes seguidos no lograba arrancar y luego de sacudones del auto, el motor se echaba a dormir. rezaba porque el tipo se baje y venga dispuesto a pegarme o algo porque así le rogaría que él pase los semáforos y lleve el auto a una zona menos transitada, pero no se bajó nunca. al tercer semáforo ya pude, y calculé acertadamente que el tipo se vendría encima a toda bala para enseñarme su dedo del medio o algo por el estilo. sin mirarlo seguí a mis 10 km/h recto, recto...


y llegué.


gracias a Dios la cuadra vacía, y así me estacioné.


estaba bastante orgullosa de mi estacionada hasta que un compañero que ayudó a bajar los muebles me propuso contar cuántos pasos daba desde la vereda hasta mi auto.. no le presté atención, pero los 4 pasos que contó en voz alta me martillaron el corazón y el orgullo de mi estacionada.


antes de entrar a la casa recordé que me faltaba algo: las llaves! que me saludaban muy felices desde el contacto.. agradecí a Dios que dallas esté encerrado y no haya visto eso.


así es como no puedo defender nada. presto atención al ir por la calle, y las mujeres se mandan cada idiotez detrás del volante que simplemente no puedo defender nada.
defiendo con orgullo a quienes sí pueden dominar un auto. pero yo y varias colegas féminas.. no tenemos nada que hacer ahí. al menos hablo por mí.


a la vuelta, un caritativo compañero me llevó.  y tuvo la genial idea de devolverme el auto 3 cuadras antes de la casa, para que pareciera que lo traje de vuelta.  nosé cómo, pero me las arreglé para poner en peligro evidente el espejo retrovisor del lado del copiloto con un arbusto que no mataría ni una mosca en situación normal...


pero conmigo al volante, todo se vuelve un peligro constante!